SINOPSIS
Una actriz, empresaria, autora, dramaturga…una mujer que recorre los caminos del teatro y del tiempo sola, porque las mujeres necesitamos saber estar solas y habitar nuestras habitaciones propias, se enfrenta al maestro Lope de Vega frente al público: muchas de sus mujeres, las que ella representa, se le están rebelando al ser dichas, y al verse comparadas con las mujeres que habitan el hoy, las que reciben sus versos y sus acciones.
¿Terminarán, ella y las palabras de Lope, sepultados por la ceniza del tiempo que todo lo opaca?
Entonces la actriz hace hablar a Laura, la vengadora de las mujeres; y a Fenisa, la buscona; y a Aurora, la bella ninfa; y a la villana; y a la boba; y a Laurencia…
Así descubre que Lope amó a las mujeres; mucho más: Lope se retrató en sus mujeres para lo bueno, tantas veces valientes; y para lo malo, otras tantas rendidas.
Así descubre que somos nosotras, ahora, las que debemos cambiar esos finales que hoy tanto nos duelen; porque nuestras comedias también necesitan de finales felices.
Y así, descubre nuestra actriz que amándonos a nosotras mismas, más que al tiempo de Lope, es posible que él gane la querella; y que si él gana, todas ganamos, porque podremos seguir representando a sus mujeres en toda su grandeza.
¿Por qué una actriz, un bululú femenino -que viajando a través de los tiempos y de las épocas se deja habitar por las almas de los personajes escritos por el gran poeta Lope de Vega- decide plantear una Querella de Lope y las mujeres? “Cierto día mi lengua empezó a quebrarse en ciertos pasajes…” manifiesta la actriz en escena. Pasajes que hablan de la mujer, de su sitio en la sociedad… ¿de entonces?
Querella de Lope y las mujeres no pretende juzgar literariamente al gran poeta, ni poner en duda la fuerza escénica de sus personajes; pero sí cuestionar algunos valores que inevitablemente transmiten sus obras; que aunque, seguramente eran muy avanzados para la época en la que fueron escritas, no podían dejar de estar enmarcados en el orden social de entonces. Un orden social que, en muchos aspectos, resulta demasiado anticuado como para no plantearse la conveniencia de seguir transmitiéndolos. Esto es a lo que se atreve esta enigmática actriz: a poner en cuestión a Lope, a su relación con las mujeres, a sus personajes femeninos; y a ponerse en cuestión ella misma -como artista y como mujer- para plantear si tiene sentido seguir poniendo en pie las palabras del poeta aun cuando éstas, hoy en día, puedan seguir transmitiendo valores obsoletos ¿Deben estar -por tanto- las obras de Lope en las bibliotecas o en el latir de la carne sobre el escenario? Este interrogante, de vital importancia para ella, será lanzado al espectador para que él, a su vez, trate de darle respuesta.
ES EL AMOR COMÚN NATURALEZA
Nuestros clásicos son monumentos y nadie más monumental que nuestro queridísimo Lope. Vaya por delante esta declaración de amor ferviente. No nos acercaríamos a las mujeres de sus obras si no nos sintiéramos fascinadas por su potencia escénica, por la belleza de las palabras que pronuncian, por la decidida capacidad de transformar la acción dramática en puro arte de la música, gesto y pensamiento.
Pero sus textos también se nos muestran como documentos, si no de una realidad histórica si, al menos, del imaginario de una época. Cuánto transforman las ficciones nuestros comportamientos es algo que siempre nos hemos planteado, desde Platón a Cervantes, con resultados desiguales: están los que quisieran prohibir el teatro y los que achacan la identificación a la torpeza los espectadores. No podemos sino pensar que la educación nos libra de la barbarie, venga de cualquier frente y ostente cualquier ropaje ideológico.
Los monumentos son intocables y por eso las obras de nuestros clásicos permanecen a salvo en sus ediciones críticas. Pero hay otra forma de la crítica que implica un diálogo con el pasado y que va más allá de la puesta en escena fiel de sus obras teatrales; como si fuera posible ser fiel a un texto cuando los cuerpos en contienda son contemporáneos: los de los actores y los de los espectadores.
No queremos ser como Pierre Menard, tan fascinadas por el original como para llegar a calcarlo. Así, hemos creado un texto contemporáneo que dialoga con el mismo Lope a través de algunos de sus personajes femeninos. Hemos imaginado a una autora de compañía, actriz, productora, remendadora de versos, fregona de escenarios… teatrera, en fin; una mujer libre, lo suficiente como para atreverse a decirle al maestro sus dudas y asombros. Le hemos aportado nuestro desgarro, como mujeres de hoy; que también hemos vestido guardainfantes bajo los que se esconden demasiados miedos. Nos gustaría abrir las ventanas y que corra el aire.
El teatro no es la realidad, ni la mímesis imitación servil de las acciones; pero la vida late en los imaginarios y queremos seguir ese pulso con el mayor de los respetos y la más grande de las ambiciones: hacer a Lope presente a través de sus personajes femeninos. Cuando un conflicto está en la sociedad no podemos sino llevarlo a nuestros comportamientos más íntimos; y lo más íntimo, para nosotras, es un escenario. Nos os parezcan soberbios nuestros intentos ni nos tachéis de bachilleras, pues solo aspiramos a compartir nuestro destino y común naturaleza.
La vida, claro está, a veces duele. Y el amor forma parte de la vida, quien lo probó lo sabe. Someter a los clásicos al rigor de su propio tiempo es echar ceniza seca sobre sus cuerpos ardientes. No queremos que el amor mate. Nunca. El nuestro, tampoco.
YOLANDA PALLÍN
Equipo artístico
CAROLINA CALEMA
Actriz
ERNESTO ARIAS
Dirección
YOLANDA PALLÍN
Dramaturgia
FELIPE RAMOS
Iluminación
ESTRELLA MARÍA BALTASAR García
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